Cristiano Ronaldo vivió un nuevo infierno anoche en San Mamés, pero no sólo salió airoso, sino que debió salir a hombros del último encuentro del Real Madrid en La Catedral. Sus dos golazos y su asistencia a Higuaín para el 0-3 reflejaron una nueva exhibición, que no sentó nada bien al combinado local.
El Athletic sabía que se enfrentaba a un jugador superlativo, que además venía en un estado de forma especialmente espectacular. ¿Y cómo frenó? Destrozándole a patadones. La nueva versión de CR7 le hace ser paciente, no gesticular ni protestar... y Ayer lo aguantó todo.
Entradas por detrás, manotazos en la cara, zancadillas... El luso tuvo que soportar un nivel de violencia que, de haber sido Messi, hubiera provocado un torrente de tarjetas en contra. Pero claro, al ser Cristiano, todo vale. Para que luego, encima, lleguen futbolistas como San José, que durante el choque llegó a arañarle el rostro al de Madeira de forma premeditada, y diga lo que él dijo en zona mixta,.
"Lo pienso yo y lo piensa la mayoría del fútbol. Si se dedicara a jugar a fútbol y no a otras cosas, sería igual no el mejor jugador, pero se le tendría más respeto", aseguró el futbolista vasco. ¿Qué es, en su opinión, jugar al fútbol? ¿No regatear? ¿No marcar goles? ¿No mostrar una aplastante superioridad sobre el resto? Si no pueden con él, que se aguanten. Los taconazos son parte del juego, a pesar de que no estén a la altura de la mayoría.
Gestos lamentables los de algunos jugadores del Athletic, que son extrapolables al muchos otros de la Liga española, que siguen atizando a Cristiano por sus supuestos malos modales, cuando lo único que hace el luso es intentar jugar como sabe. Envidia pura y dura.
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