Casillas estaba anoche hundido. Por el resultado y por la sensación amarga que le quedó de su relación con la afición madridista. Es cierto que los silbidos a su persona eran respondidos por atronadores gritos de "iIker, Iker", pero Casillas no quiere ser el protagonista de este clima de división que existe en torno a su persona desde hace unos años y va a valorar seriamente la posibilidad de abandonar el club en el próximo mercado de invierno. Se acaban de cumplir 15 años desde que debutó en la portería del Real Madrid en San Mamés. Casillas entiende que está ya demasiado visto en el Bernabéu y que un cambio podría ser bueno para todos, especialmente desde que el club ha incorporado a un portero de gran calidad, Keylor Navas, que podría cubrir sin problemas su salida del Real Madrid.
"El cuerpo se te queda mal tras un partido así, por el trabajo del equipo toda la semana. Estamos dolidos por no tener la recompensa esperada. Nos duele por el club y por la afición", ha dicho sobre el partido de ayer en Canal Plus.
Y ha añadido que "no hemos estado a la altura, como en San Sebastián". Y sobre los pitos del público ha expresado que "el público es soberano y si me pita, solo me queda dar la cara y encajar. Tengo que seguir trabajando y respetar la opinión de la gente, que está en su derecho". Y ha lamentado que el equipo no haya podido revertir la imagen ofrecida en Anoeta en la segunda jornada de Liga: "El mister confió casi en los mismos once que en San Sebastián. No hemos tenido la fortuna de cara. Una pena. Queríamos ganar para quitarnos el fantasma de San Sebastián"
Y se ha referido al polémico gol de Thiago, que pone en evidencia a la zaga del Real Madrid: "los fallos son siempre colectivos, pero como portero también me siento responsable y como tal afronto mi parte de culpa. Ahora mismo no estamos afortunados en estas jugadas".
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