El Barça está tirando su imagen, falsa imagen pero tan bien construida a ojos del mundo exterior y hacia los demás, en muy poco tiempo. Si antes del Clásico copero ante el Real Madrid, Jordi Roura dejó en evidencia el doble rasero y la verdadera cara de su club atacando y tratando de condicionar al árbitro del partido, ahora el club está a punto de quedar en evidencia de nuevo gracias a la polémica suscitada en torno a cuál será la sede de la Copa del Rey.
El Barça no hablaba de los árbitros. Ahora habla. El Barça no fingía faltas. Fingía y las finge. Ahora lo saben todos. Pero, además, la gente está a punto de contemplar cómo el equipo que el año pasado lanzó, dedo acusador en alto, críticas contra el Real Madrid por alegar que iba a realizar unas obras en el Bernabéu como motivo justificado para no albergar la final de la Copa del Rey entre los culés y el Athletic, está dispuesto a hacer exactamente lo mismo. Qué casualidad.
Según Pepe Gutiérrez ayer en 'Futboleros', la final de este año entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid no puede ser en el camp Nou porque "se van a acometer obras". El periodista de Cuatro fue tajante: "El Barcelona va a anunciar que va a acometer obras una vez que termine la Liga".
Es decir, que el Barcelona está dispuesto a asumir que España entera le recuerde lo que dijo el pasado curso de su eterno rival con tal de no dar su brazo a torcer. Qué mal perder tienen. Y, lo peor de todo, es que encima dirán que ellos sí hacen las obras a conciencia y que lo del Real Madrid fue una artimaña. Tendrán ese morro y esa hipocresía.
José Luis Sánchez dejó bien claro en 'Futboleros' que el Real Madrid no tiene ningún pacto con el Atlético para que la final sea, en caso de ser en Madrid, en el Vicente Calderón, tal y como reclama Enrique Cerezo. El Madrid no quiere que sea expresamente el Camp Nou, pero sí pide un campo "neutral y de gran capacidad". Es comprensible.
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