El FC Barcelona volvió a atracar a mano armada al Espanyol para sumar tres nuevos puntos en su carrera hacia la Liga. Cuando más complicado estaba para los culés, Clos Gómez se inventó un penalti y sentenció el encuentro.
Cada jornada que pasa la sensación que hay en el aire es que la Liga era del Barcelona desde antes de empezar a jugarla. A pesar de que los culés no terminan de hacer su mejor fútbol, siguen manteniéndose arriba gracias a los árbitros, que en Cornellá una vez más le echaron un cable para que no se dejaran dos puntos. Un penalti que no debió señalarse dio a los azulgrana la victoria en el derbi catalán.
A punto de llegar al minuto 80 de partido, un balón colgado al área era controlado por Neymar con la mano y, posteriormente, daba a su vez en la mano de Javi López. ¿Penalti? Habría que analizar la voluntariedad, pero más allá de eso la primera mano fue la de Neymar. Por tanto, debió ser falta favorable al Espanyol y jamás penalti. Pero ya se sabe, favorecer al Barcelona tiene premio y Clos Gómez hizo lo que le dictan desde arriba: señalar el punto fatídico.
Messi transformó el penalti, el único gol de un partido que bien pudo acabar con empate a cero o incluso con los tres puntos para el equipo periquito, que también pidió un penalti de Mascherano que no se señaló. Pero un arbitraje favorable volvió a dar la vida a los culés, que además jugaron los últimos minutos contra diez tras la expulsión de Kiko Casilla. La vida sigue igual, y el Barcelona da un pasito adelante
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