osé Mourinho ha vuelto a la sala de prensa de Valdebebas para dar una lección a todos. El técnico decidió hace tiempo que sólo hablaría cuando la ocasión lo requiriese, y cada vez que se pone delante de la prensa deja las cosas bien claras. Hoy, además de contestar como debía a los intentos de calentar el Clásico y condicionar al árbitro de Jordi Roura, segundo técnico azulgrana, el luso se ha referido a un tema muy polémico.
Parece que cuando otra de sus víctimas, Zlatan Ibrahimovic, llamó "filósofo" a Pep, no iba tan desencaminado.
Ese tema no es otro que las acusaciones al ex entrenador del Barcelona y viejo enemigo de Mourinho, Pep Guardiola, de que mandó espiar a Gerard Piqué y a otros ex jugadores del Barça durante su etapa como técnico azulgrana. A Mou le han preguntado sobre ello en rueda de prensa, y sobre si alguna vez ha mandado que espíen a alguno de los jugadores a los que dirigió para ver qué tipo de vida personal llevaba: "Yo sólo soy entrenador de fútbol", contestó".
Una respuesta rápida, directa, sencilla, sincera y clara. Mourinho es lo que es, con sus virtudes y sus defectos. Es perfectamente consciente de sus limitaciones y de las cosas en las que no debe incurrir para cometer errores en su trabajo. Y, por encima de todo, y eso es lo que no gusta a la gente, actúa con sinceridad y por delante. Y eso incomoda.
Porque Mourinho, como ya dijo aquella vez al principio de esta misma temporada, no profesa la "filosofía barata" de puertas para fuera que ahora se ha demostrado que otros sí practican. O sí practicaban. Tanta, que iban de seres superiores y de divos por la vida y de cara a una sociedad que les idolatró en su día, y que ahora tiene que reflexionar ante las noticias y acusaciones que han revelado que no era oro todo lo que relucía.
Quizá por eso Guardiola tuvo problemas con Piqué. Quizá por ello los tuvo con Eto'o, Deco y Ronaldinho, otros tres que, según cuentan, también fueron espiados. Parece que cuando otra de sus víctimas, Zlatan Ibrahimovic, llamó "filósofo" a Pep, no iba tan desencaminado. Pero con una particularidad. Era un orador inseguro, que ponía vídeos emotivos a sus jugadores y que terminó fuera del Barça por no poder controlarlos. Y sin emargo, Mou, el entrenador, sólo entrenador, ahí sigue. No podía ser todo tan perfecto. Tan de color de rosa. Poco a poco, se van sacando las imperfecciones del que era ese maravilloso mundo blaugrana.
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