Wayne Rooney tuvo que tragarse sus palabras sobre Pepe de hace un año ayer, sobre el césped de Old Trafford. Y tuvo que hacerlo de forma justa, amarga, después de caer eliminado a manos de los blancos. Parece que lo único que podía hacer el inglés después de eso es seguir soltando tuercas por la boca y llorar. Sus declaraciones tras el encuentro fueron lamentables.
Rooney sólo sabía llorar después del partido de anoche.
La única justificación que ha encontrado el Manchester tras el partido ha sido la correcta expulsión de Nani. Parece que su táctica ultradefensiva tras marcar su gol no tiene nada que ver. De lo único que se quejaba también el ariete era de la roja a su compañero: "El Barcelona nos ganó jugando a fútbol, el Madrid nos ha ganado robando. Está claro que Barça es más grande", aseguró.
¿A qué viene esa comparación? ¿A quién le importaba el Barça anoche? Las palabras de Rooney, movidas, sin duda, por el odio y el mal perder, quedarán como lloros típicos de alguien que no encaja nada bien las derrotas. Entre sus insultos a Pepe y estas palabras, está claro que el antimadridismo de Wayne es patente.
Quizá debería preguntarse el bueno de Rooney por qué Ferguson le dejó en el banquillo de inicio en el partido de ayer. ¿Estaría también escocido por ello? Probablemente. Y, cuando todo sale mal, uno de los recursos que le quedan a uno es llorar.
La actitud del United, que, por cierto, nadie ha criticado, llegó a tal extremo que Ferguson no bajó a la rueda de prensa posterior al partido, cuando la UEFA obliga a ello. En su lugar, fue su segundo entrenador. Cuando esto lo hace Mourinho se le machaca. ¿Hay derecho a este doble rasero?.
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