El Fútbol Club Barcelona siempre ha tenido en su discurso a los árbitros, aunque negaran la mayor. El conjunto azulgrana ha intentado torpedear de Liga blanca hablando de los trencillas y llegando incluso a poner en tela de juicio el gran éxito blanco, como hizo el irónico de su entrenador el mismo día del alirón madridista. Pues bien, según se ha demostrado, desde que el discurso azulgrana se puso más violento, con la gran conjura contra el estamento arbitral, los penaltis a favor de los culés se multiplicaron por tres.
El discurso de Guardiola, bañado de todo tipo de críticas a los árbitros ha quedado en evidencia. Él que no ha hablaba de los árbitros se ha pasado todo un año rajando de estos, hasta el punto de hacerlo en una de sus últimas ruedas de prensa al frente del banquillo culé. Pep se marcha como vino, por la puerta de atrás.
En Can Barça ya no saben cómo poner excusas para negar el Villarato e intentar ningunear el alirón blanco. Guardiola, uno de los principales instigadores contra el campeón, no dudó en tirar la piedra y esconder la mano el pasado miércoles tras el encuentro ante el Málaga y a escasas horas de que el Madrid se convirtiera en el gran campeón. Preguntado por si el Madrid era justo campeón, el míster culé respondió con auténtica hipocresía: "Sí, lo es, pero durante la temporada han pasado muchísimas cosas que se han escondido por nuestro silencio. Muchísimas cosas". En su discurso volvían a aparecer los árbitros, aquellos de los que él no hablaba, pero si hacemos un repaso a la temporada, de poco se podría quejar el amigo Guardiola.
La caja de los truenos se desató en el mes de marzo. El cisma interno que vivía el Barcelona estaba a punto de explotar, y las voces críticas eran unánimes. Estar a diez puntos del Real Madrid escocía muy mucho, y los que no hablaban de los árbitros lo hicieron. El primero en dejar clara la existencia del Villarato fue un ex miembro de la directiva del presidente Laporta, Alfonso Godall: “Laporta lo tuvo clarísimo. Al Barça le conviene apoyar a Villar y tener buena relación con la Federación, donde se cuecen los comités de árbitros, la competición y la Liga”.
Antes de esas declaraciones, y del famoso “¿Qué más quieres que te dé Sandro?” de Villar al actual presidente azulgrana, al Barça le habían pitado dos penaltis, circunstancia que se ha elevado a nueve al término de la temporada, dejando patente que el que se queja, obtiene recompensa. En Barcelona lo han tenido claro, su discurso llorón funciona, y aquí está la máxima potencia. Pero a pesar de ello, en el seno del club culé siguen intentando defenestrar el campeonato blanco, el cual ha sido capaz de profanar su estadio y dejar patente ante la afición culé que es el nuevo rey del fútbol español, y pronto del fútbol mundial.
Al Barça se le han pitado penaltis “en espíritu” y muchos otros “así, así”, es decir, que no eran, como el de Cuenca en el Ciudad de Valencia ante el Levante o sin ir más lejos el del pasado miércoles por falta de Jesús Gámez sobre Iniesta fuera del área. El lamento tiene recompensa, y el Barça ha tenido una gran manita del estamento arbitral, pero pese a ello, ha dejado constancia que no ha podido con un Madrid único que ha sido capaz de derrotar al que dicen que es el mejor Barça de la historia.
La caja de los truenos se desató en el mes de marzo. El cisma interno que vivía el Barcelona estaba a punto de explotar, y las voces críticas eran unánimes. Estar a diez puntos del Real Madrid escocía muy mucho, y los que no hablaban de los árbitros lo hicieron. El primero en dejar clara la existencia del Villarato fue un ex miembro de la directiva del presidente Laporta, Alfonso Godall: “Laporta lo tuvo clarísimo. Al Barça le conviene apoyar a Villar y tener buena relación con la Federación, donde se cuecen los comités de árbitros, la competición y la Liga”.
Antes de esas declaraciones, y del famoso “¿Qué más quieres que te dé Sandro?” de Villar al actual presidente azulgrana, al Barça le habían pitado dos penaltis, circunstancia que se ha elevado a nueve al término de la temporada, dejando patente que el que se queja, obtiene recompensa. En Barcelona lo han tenido claro, su discurso llorón funciona, y aquí está la máxima potencia. Pero a pesar de ello, en el seno del club culé siguen intentando defenestrar el campeonato blanco, el cual ha sido capaz de profanar su estadio y dejar patente ante la afición culé que es el nuevo rey del fútbol español, y pronto del fútbol mundial.
Al Barça se le han pitado penaltis “en espíritu” y muchos otros “así, así”, es decir, que no eran, como el de Cuenca en el Ciudad de Valencia ante el Levante o sin ir más lejos el del pasado miércoles por falta de Jesús Gámez sobre Iniesta fuera del área. El lamento tiene recompensa, y el Barça ha tenido una gran manita del estamento arbitral, pero pese a ello, ha dejado constancia que no ha podido con un Madrid único que ha sido capaz de derrotar al que dicen que es el mejor Barça de la historia.
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